Artroscopia de Rodilla
La artroscopia de rodilla es un procedimiento mínimamente invasivo que permite el acceso y tratamiento de las lesiones que afectan a las diversas estructuras de dicha articulación. Para ello se realizan 2 o 3 pequeñas incisiones de menos de un centímetro que permiten acceder a la articulación.
La mayoría de cirugías de rodilla que no conllevan la colocación de una prótesis se realizan con un abordaje completo o parcial con artroscopia de rodilla. Es la técnica de elección para abordar muchas lesiones porque permite una mejor y mayor visualización de la articulación. De forma poco agresiva se puede acceder a todos los puntos de la rodilla para hacer una limpieza cartilaginosa, pequeñas perforaciones del hueso que tiene falta de cartílago (microfracturas), estabilizar el cartílago y aplicar sustancias o elementos que permiten regenerar el cartílago (plasma rico en plaquetas o células madre).
Asimismo, la artroscopia de rodilla también se emplea como apoyo a otras técnicas abiertas, ya que permite mejorar el diagnóstico y el pronóstico de la lesión del paciente, al ser menos agresiva.
La cirugía puede realizarse bajo anestesia local, regional o general, según la lesión y el propio paciente. El anestesista decidirá el mejor método para el paciente, con tal de que sufra lo menos posible.
¿Por qué se realiza?
La artroscopia de rodilla se emplea para solventar lesiones en la rodilla. Así, las lesiones de menisco son una de las patologías más comunes y, gracias a la artroscopia, se permite conservar la mayor parte de los meniscos, ya que la resección no es completa sino parcial. Las suturas meniscales y la posibilidad de trasplantar el menisco con artroscopia de rodilla son técnicas habituales que permiten proteger mejor el cartílago de la articulación.
Otra de las lesiones más peligrosas relacionadas con la práctica deportiva es la ruptura del ligamento cruzado anterior. Si este se lesiona provoca una inestabilidad en la rodilla que imposibilita que el paciente pueda realizar prácticamente ningún deporte. Si la inestabilidad continúa puede lesionar estructuras colindantes, tales como los meniscos y los cartílagos. De ahí que sea necesario reconstruir el ligamento cruzado anterior con injertos, accediendo a la articulación mediante artroscopia.
Por otra parte, las lesiones de cartílago (condropatías, artrosis u osteocondritis) son también muy frecuentes. Conservar el cartílago será también conservar la articulación, evitando el desgaste de la rodilla.
¿En qué consiste?
El especialista en Traumatología realizará las pequeñas incisiones en la rodilla para poder acceder a ella. Primeramente rellenará la articulación de la rodilla con una solución estéril y extraer cualquier líquido turbio. Así podrá ver claramente y al detalle la articulación.
A continuación el especialista introducirá el artroscopio (un dispositivo muy delgado con una cámara en su extremo) en la rodilla. Este aparato envía las imágenes al monitor de la televisión, para que el cirujano pueda ver todas las estructuras al detalle. A través de los otros orificios el cirujano introducirá el material quirúrgico que le permitirá abordar la lesión y reparar las estructuras dañadas.
Es un procedimiento que no suele durar más de una hora. Tras ello el paciente será trasladado a una sala de rehabilitación y podrá abandonar el hospital al cabo de las dos horas, más o menos.